Sala de Reacción

miércoles, junio 28, 2006

Grrrr

Antes de empezar a leer, devuélvase al titular. ¿Listo? Entonces arrugue su nariz, levante sus manos y póngalas como garras. Eso, así. Ahora, léalo en voz alta...

Los actores de televisión ganan, o sueñan con ganar, Globos de Oro; los de cine, Oscars; los periodistas, Pulitzers; los atletas, medallas de oro en las olimpiadas; los que cambian la visión del mundo, Nobels; y los publicistas, Leones de Oro en Cannes.

El Festival Internacional de Publicidad de Cannes se realiza hace 54 años en la Costa Azul francesa y congrega, año tras año, en pleno verano, a lo más jet-setudo de lo jet-setudo del jet-setudo mundo de la publicidad. Una semana de excesos y placeres mundanos. No lo digo porque lo haya vivido: sólo sé de un conocido que ha estado allá. Pero como éste es un mundo jet-setudo, todos nos terminamos enterando y soñando con estar allá. Para que dimensionen el asunto: Cannes es a los publicistas lo que la Meca es para los musulmanes.

Y como este jet-setudo mundo se vanagloria de ser el más creativo, la competencia por ser el de las mejores ideas no sólo se da en la tarima, a la que sólo los mejores acceden para recibir su león, sino en las poco austeras actividades nocturnas que cierran las poco exhaustas jornadas de conferencias y premiaciones, y a las que dudo que el conocido haya sido invitado (ojala al menos las haya visto echando monedita de 1€ en esos binóculos que parecen muñecos de película de terror).

Las grandes redes mundiales de agencias organizan bacanales dignas del dios Baco: catamaranes que serían la envidia de Aristóteles Onassis donde hay fiestas por las que Puff Daddy (o P. Diddy o como se llame ahora) empeñaría su iPod cubierto de diamantes con tal de subir a bordo. La champaña Crystal rueda a ríos, el caviar se cae de las galletas y regresa al mar, y seguramente, esperemos a que el conocido lo confirme, el preciado polvo banco colombiano hace de las suyas en la embarcación y en la cabeza de los tripulantes.

Con semejante calibre de festival ¿qué publicista no va a soñar con Cannes? ¡pues todos! Y como estoy convencido de que mejor que soñar, es hacer realidad los sueños, e incluso más satisfactorio, pues a mi lista de sueños cumplidos se suma un león de oro. Tranquilo, no se devuelva a leer; acá, a diferencia del comienzo de este escrito, no es necesario interactuar; para evitarle la fatiga, se lo repito: me gané, con mi equipo de trabajo de la cuenta de Condones DUO, un león de oro en Cannes 2006. Y entiendo que no me crea porque nosotros tampoco nos la creemos. Seguimos en el proceso de asimilarlo.

Ahora, ya alcanzado este éxito, nace un nuevo sueño: como este año a ninguno de los del equipo de la campaña se nos pasó por la cabeza que fuéramos a ganar, ya empezamos a imaginarnos que en el 2007 estaremos botados en una playa de la Costa Azul, bañándonos en Champaña Crystal y con un león de oro al lado que no necesita rugir para atraer todas las miradas hacia nosotros.

Y como nos enteramos de sorpresa, nos salvamos de pasar el oso de quienes ganan Nobels, Oscars, Globos de Oro o Pulitzers: quedar con el discurso de dedicación guardado en el bolsillo de un vestido Versace, convencidos de que el premio era sólo nuestro. Nos tomó tan de sorpresa que el conocido lo recibió por nosotros como si fuera suyo, mientras nosotros seguíamos pellizcándonos a ver si estábamos soñando o de verdad pasó.

Si quere conocer la campaña que trajo el sexto león de oro de Cannes a Colombia, ingrese a http://www.canneslions.com/winners_site/media/win_2_1_00211.htm donde, además de encontrar todo lo que necesita saber sobre la pieza ganadora, ¡aparece mi nombre!

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A PROPÓSITO...

... ¿Será que los niños de ahora, con tanta tecnología a su alcance, aún se maravillan como lo hicimos nosotros con los cuentos de hadas, príncipes y dragones?